El coraje de los Santos
Quiero agradecerles el privilegio de poder dirigirme hoy a los hermanos.
Hoy quiero traer 2 puntos de mi mensaje para que reflexionemos un poco con un nuevo prisma.
El primer punto es el momento en que Cristo estaba siendo arrestado en el Getsemaní.
Y en ese momento, sabemos que su apóstol Pedro cortó la oreja de un siervo. Espero que los hermanos no se lo tomen al pie de la letra, no estoy diciendo que debamos usar la violencia y salir a cortar las orejas a los demás.
Todos hemos aprendido y sobre todo hemos aprendido a juzgar a Pedro por este acto de violencia, pero hemos dejado de lado una nueva perspectiva de la situación.
No le importaba su propia vida, no le importaba lo que dijeran de él o lo que le hicieran, simplemente tomó una actitud de CORAJE al defender al hombre que él creía y que nosotros creemos que es el elegido, el hijo del Padre, el Mesías.
Pensemos, si estuviéramos en esa situación y viéramos a soldados entrenados para luchar y matar, a altos mandos, ¿qué harías?
¿Te congelarías? ¿Correría en la desesperación? ¿O defenderías al que crees que es el elegido de Dios?
Tenemos varias e innumerables escrituras sobre el coraje, y la defensa de la verdad y de los elegidos para difundir el mensaje.
Sé muy bien que el enemigo trabajará en nuestra mente y en nuestro corazón para que seamos cobardes en la defensa de la verdad y en la defensa de sus enemigos, con miedo, con temor. Miedo a lo que nos puede pasar, con los que nos rodean, al qué dirán de nosotros.
Pero otro prisma para ayudarnos en esta situación es verlo de la siguiente manera:
Hace poco leí un texto de reflexión maravilloso, dice:
"¿Sabes ese día con el sol por encima de los 30 grados cuando vamos a la playa? ¿Y la arena de la playa es blanca, pero extremadamente caliente y tenemos que bajar al agua? ¿Y mientras caminamos por la arena hacia el agua, acabamos olvidando el calor que hace, porque sabemos que más adelante habrá un agua fresca, un océano maravilloso para refrescarnos?"
Al defender la verdad, con Cristo y el profeta Berger llevando ese mensaje, necesitamos tener el valor de Pedro y tener la noción, de que a menudo pisaremos arena caliente, pero que tenemos esperanza para el enorme océano que nos espera más adelante.
"Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para mostrar que el poder que todo lo supera viene de Dios, y no de nosotros. Por todos lados estamos presionados, pero no desanimados; estamos perplejos, pero no desesperados; somos perseguidos, pero no abandonados; somos golpeados, pero no destruidos. Siempre llevamos en nuestro cuerpo la muerte de Jesús, para que la vida de Jesús se revele también en nuestro cuerpo. Porque nosotros, que estamos vivos, nos entregamos siempre a la muerte por causa de Jesús, para que su vida se manifieste también en nuestro cuerpo mortal." (2 Coríntios 4:7-11)
Quiero dejar aquí con los hermanos, mi testimonio sobre esta verdad.
Quiero traer aquí mi testimonio personal de nuestro Salvador Jesucristo.
Que cuando me enteré del proyecto, del libro sellado y de nuestro Profeta Berger.
Decidí arrodillarme y pedirle a Dios con el corazón abierto, y el Salvador se me apareció, no una vez, y escuché de su boca, que el Profeta Mauricio Berger, es el profeta elegido.
Él es el Profeta que ha venido a traer estas verdades.
Y este profeta, con poder, me curó, puso sus manos sobre mi cabeza.
Algo con lo que llevaba viviendo más de 20 años y ningún médico, ni siquiera mi última terapeuta creía que hubiera una curación tan rápida como la que hubo conmigo, ella no lo creía.
Pero por las manos de este hombre, el elegido de Dios, fui curado.
No necesito más, no tomo más medicamentos, no hago terapia.
Este síndrome de pánico fue curado por las manos de este hombre, no hay explicación científica y médica, que he vivido con esto durante más de 20 años.
Y quiero dejar mi testimonio para ti, que si eres lo suficientemente valiente para defender la verdad. Que leas el libro sellado, como hice yo, medites y ores. Y pídele a este mismo Dios y este mismo Dios al que le he rezado te dará la respuesta.
Desafío a los hermanos, estoy absolutamente seguro, no sólo con mi palabra, sino con mi vida, de que este hombre, el profeta Berger, es un profeta de Dios.
Doy este mensaje en el nombre de Jesucristo. Amén.
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